Oscar Amoedo: de los imprescindibles en la ciencia


En las primeras fotos de la época el matancero de mirada franca aparece vestido de traje y corbata, pero en otras adopta una postura sobria y lleva un uniforme militar, viste así en la última imagen porque es caballero de la Legión de Honor, la más conocida e importante de las condecoraciones francesas.

¿Cómo un cubano recibe esa distinguida posición? La impronta marcada por Oscar Amoedo Valdez en Francia y en el mundo durante el siglo XIX, lo convierten en el Padre de la Odontología Forense, especialidad encargada de la aplicación de los conocimientos odontológicos al servicio de la justicia.

“La figura de Amoedo es poco conocida por la población cubana. En cambio los estomatólogos lo conocen bien, es un imprescindible, encuentran en él un referente de categoría mundial. A los especialistas en Cirugía Maxilofacial, también se les habla de este respetable personaje”, comenta Ercilio Vento Canosa, historiador de la ciudad de Matanzas.

LA “CAJA NEGRA” DEL CUERPO HUMANO

Quizás la cavidad bucal sea uno de los elementos del cuerpo que el hombre descuide más, a pesar de desempeñar funciones importantes en diversas actividades como la alimentación, el lenguaje, la respiración y las expresiones faciales, por ejemplo, la sonrisa.

Para nada constituye motivo de asombro que los expertos la consideren la “caja negra” del cuerpo humano. Las estructuras duras (dientes y huesos maxilares) aportan información de la persona y los tejidos blandos (paladar y labios) contribuyen con datos interesantes al dejar marcas, surcos, estrías y rugosidades.

Años de estudio y dedicación llevan a Oscar Amoedo Valdez a descifrar los enigmas de la cavidad bucal en pos de lograr la identificación médico-legal. Así legitima la labor del dentista en estas funciones, que antiguamente era muy subestimada.

El también especialista de 1er y 2do Grado en Medicina Legal afirma que “la Odontología Legal nace con Amoedo, quien le otorga un verdadero carácter investigativo, ubica esta especialidad a un alto nivel en un momento en el cual se consolidan los pilares de la Medicina Legal en Europa y los Estados Unidos”.

Al decir del experto tras el incendio que se produce en el Bazar de la Caridad, en París, el doctor cubano identifica a todos los fallecidos en el trágico suceso mediante un grupo de dentigramas de las víctimas, lo cual constituyó una noticia de trascendencia.

“Los estudios contribuyen a la creación de su magistral obra El arte dentario en Medicina Legal, tesis de grado para optar por el título de Medicina, en la Facultad de París, en 1898, y a su vez un tratado de identificación y peritaje de verdadera actualidad, con muy poca variación en el tiempo”, destaca el profesor.
El libro contiene un detallado análisis de la dentadura en las distintas razas humanas y sexos, al igual que la relación con las patologías. Además trata sobre las lesiones producidas en los dientes según hábitos, profesiones u oficios, y las alteraciones causadas por algunas sustancias químicas.

EL AUXILIAR DEL DR. GORDÓN



El historiador asegura que el reconocido médico forma parte de la familia de don Diego García de Amoedo, dueño de la casa que dio cobijo a los ornamentos y misas de la primera iglesia de la ciudad y se convirtió posteriormente en casa de cadenas.

Oscar Amoedo cursa la enseñanza elemental en la urbe yumurina y sin ser bachiller se adentra en la Odontología con el Dr. Ricardo Gordón, para quien trabajara como auxiliar.

“El joven muestra tanto interés por aprender que el Dr. Gordón le sugiere el traslado a la capital, donde matricula en la Academia Central de Cirujanos Dentistas. Después pasa al Colegio Dental El Progreso, dirigido por Francisco de Paula Rodríguez. Allá obtiene el título de Cirujano Dentista y viaja a Estados Unidos para superarse, más tarde regresa a trabajar en Las Villas.

“La participación en eventos científicos es notable, incluso representa a la Sociedad Odontológica de La Habana en el Primer Congreso Dental Internacional. Se convierte en profesor de la Escuela Dental de París, nación en la que se establece”, señala un artículo publicado en la Revista Médica Electrónica.

El doctor Amoedo siempre mantuvo el vínculo con su tierra natal, fue miembro corresponsal de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y contribuyó desde Francia con fondos para la revolución libertadora.

CUBANO-FRANCÉS, EN ESE ORDEN

No era de extrañarse que la envidia lo rodeara en medio de su éxito, cuando su obra es difundida en el mundo y traducida a varios, entonces el investigador cita la famosa frase de que “la rana devora a la luciérnaga porque brilla”.

Vento Canosa detalla que las leyes de ese país exigían en aquel entonces que el profesor universitario debía ser francés, pero varios educadores enseguida repudiaron la nacionalidad cubana, Amoedo tenía que elegir entre su ciudadanía o la cátedra.

“Ante el problema planteado, declaró de forma serena y sin titubeos que no renunciaba a ser cubano, pues quería a su Patria. Con toda firmeza concluyó el asunto abandonando la cátedra, si su cuna era un obstáculo”, recuenta el historiador.

La solución no se hizo esperar. El Ministro de Instrucción Pública dicta un decreto a petición de la escuela, que lo autoriza a continuar como profesor conservando su condición de cubano.

El desarrollo científico de Oscar Amoedo Valdez está fuera de Cuba, pero su nombre se encuentra entre los grandes profesores de Francia, en clases de estomatología forense en Cuba y merece ser recordado no solo en el ámbito del médico legista, sino por toda la comunidad científica.

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