En el Parque Watkin: Pequeños reyes de la sabana
Mariela luce adorable todos los días. Quizás el resto de los animales del Parque Watkin, ya sean monos, lobos, conejos y hasta la hiena, sientan cierta envidia cuando la ven caminar frente a ellos como la reina de la sabana. Aunque parezca una locura, ella, una leona de siete meses de edad, tiene el privilegio de ser la única a la que le abren las puertas del recinto para que pueda disfrutar por un rato de la aparente libertad.
Su rutina es bien sencilla. Temprano en la mañana sale de la jaula donde se mantiene la manada y les da los buenos días a todos los animales dentro del parque, pero su compañero preferido para compartir es el cebrasno. Luego llega el momento de regresar con su familia, antes de la llegada del público.
“Le gusta ese paseo y se porta muy bien”, comenta con desenfado el cuidador Lázaro González. Parece un gato grande que observa todo con curiosidad y sus movimientos dicen que quiere jugar. Se podría decir que es como “la niña de los ojos”, y también del corazón, del equipo del microzoológico de Matanzas.
Más allá de ser un cachorro, resulta evidente que esa familiaridad con los seres humanos no surge de la nada, el hecho de verla nacer y crecer en el mismo sitio sin limitar el contacto afectivo, ni obviar su naturaleza salvaje, constituye la clave para lograr la química que muchos creen imposible con este superpredador.
AMOR MÁS ALLÁ DEL INSTINTO
El personal no olvida el acontecimiento, y muchos menos la fecha. La leona llamada Niña dio a luz a Mariela y su hermano Rolo en una madrugada de marzo. La agresividad de la madre complejiza la tarea de brindarle ayuda durante el parto, después ella misma se encarga del cuidado de las crías que hoy gozan de buena salud.
Los infantes que asisten al centro los fines de semana y conocen a los trabajadores eligieron los nombres según la tradición. Mariela González Cobo, especialista de zoológicos de la Dirección Provincial de Servicios Comunales es de esas personas que ama a los animales y le alegra saber que la pequeña lleva su nombre.
“El vínculo con los animales es recíproco, sienten el afecto de las personas y de ahí su reacción. Específicamente por los leoncitos se siente algo especial, tanto es así que cualquiera quisiera tenerlos de mascota pero es algo que no se debe, ni puede sobre todo por su instinto agresivo”, comenta.
Explica que la criatura no representa un peligro por la forma en que interactúa con los otros, por tanto recibe el premio de socializar con los demás, al contrario de Rolo que se encuentra siempre tras las rejas porque es demasiado hiperactivo.
La especialista aclara que dentro de poco, cuando crezca la pequeña se mantendrá solo con la manada por cuestiones de seguridad. Mientras tanto aún no se sabe a qué se debe la extraña relación de la dulce Mariela con el cebrasno, si lo ve como un amigo o piensa que en el futuro será un jugoso manjar.
NUEVA CASA, LA FAMILIA CRECE
Sin embargo, dichas crías no son las únicas logradas en este lugar. Esta vez fue otra hembra, Kira, quien marcó el segundo nacimiento de tres leones, aunque desafortunadamente uno de ellos no sobrevivió al encontrarse muy delicado de salud.
Los cachorros llegaron al mundo ciegos, como es normal, y con un peso aproximado de 1-2 kilogramos. Unos días después ya abrieron los ojos, a las tres semanas de edad comenzaron a caminar con dificultad, ahora con un mes son capaces de correr.
A partir de la reinauguración del Parque Watkin en julio del año 2017 se crearon mejores condiciones de vida para todos los animales, incluidos los felinos, lo cual repercute significativamente en su bienestar.
“Desde 1957 aquí existe la especie Panthera leo, los primeros ejemplares fueron traídos del Zoológico Nacional de La Habana. Luego de se introducción siempre estuvo en cautiverio, y durante la reparación del centro se hizo un estudio del hábitat para mejorar la factibilidad de la reproducción.
“El recinto dedicado al León africano, como también se le conoce, antes no estaba ubicado en este lugar. El nuevo diseño de la jaula ofrece mayor confort, incluye plantas y aprovecha un área que es rocosa, comprende una mejor localización de los viveros y proporciona resguardo del sol”, expone González Cobo.
Estos elementos, además del apoyo recibido por el Ministerio de la Agricultura con el fin de mejorar la alimentación, permiten que los ejemplares ganen en salud y peso, condiciones favorables para su reproducción exitosa y por supuesto ello favorece las características de cara a su exhibición al público.
Según la experta el equipo de trabajo, conformado por el médico, el técnico y los cuidadores, aplica mediante la vía oral (se inyectan los alimentos) la medicina preventiva para evitar anemias, parasitismo y descalcificación de los huesos.
Gracias a este trabajo actualmente se exhibe en la jaula una horda de nueve felinos que crece, entre crías, juveniles y adultos, dentro de la cual Simba es el principal reproductor, proveniente del microzoológico de la ciudad de Cárdenas.
Por ahora estas fieras de bello pelaje, consideradas símbolo milenario de la valentía y el poder, siguen robándose la atención del público. Mientras van y vienen visitantes, el tiempo corre de prisa en el Parque Watkin y quién sabe si algún día la Mariela dócil que todos quieren y ven retozar como un niño, ofrezca otro regalo cuando sea ella quien de a luz nuevos cachorros.






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