La prudencia de Lianet

POR VENTURA DE JESÚS (GRANMA)


No parece que haya modificado su corta existencia, pero El revés de la cordura, su primer libro, la hace muy feliz, sentimiento solo comparable con el nacimiento de su hijo.

Cuando contemplo las páginas del volumen siento una gratitud inmensa, reconoce la joven escritora matancera Lianet Fundora Armas, autora del texto poético publicado al amparo de Ediciones Aldabón.

Así ve su propia creación. «El revés de la cordura es un libro donde se mezclan los recuerdos, que convida a entregarse al delirio, olvidar lo racional para dejarse llevar por los sentimientos y fluir al ritmo de la poesía. En estas páginas la décima rompe los moldes tradicionales sin perder su esencia».

El más acertado elogio a la también periodista, nacida en el municipio matancero de Pedro Betancourt, lo suscribe el poeta y editor Leymen Pérez en la contraportada del libro.

«Su voluntad estilística de crear rupturas formales con respecto a los rasgos de la décima, la intelectualización, el deseo de disolver las fronteras entre el verso libre y el rimado mediante un discurso de apreciable hondura filosófica y humana, es algo que resulta poco frecuente entre los jóvenes poetas. Ella lo ha logrado con creces».

Resalta además su «mirada nada complaciente sobre el cuerpo físico y el cuerpo de la nación, redescubriéndonos la existencia mediante un diálogo entre la tradición y lo moderno».

«Ella, por su parte, agradece en su formación como escritora el aporte del Taller literario Pablo Neruda de la Universidad de Matanzas, el Taller Cintio Vitier y los talleres municipales “donde uno se enriquece con el intercambio, la lectura, y donde se comprende que escribir es un oficio de aprendizaje eterno».

—¿La gente que te aprecia encuentra en el libro una pista para distinguir tu herencia poética?

«En efecto, la décima llegó temprano a mi vida, era una niña cuando me sentaba a escuchar a los poetas en la casa de mi bisabuelo Ceferino, en el poblado de Bolondrón. Después jugaba a las rimas con mi padre, y así, poco a poco, me fue cautivando esa musicalidad de la espinela, la cadencia de los versos octosílabos…

«A los 10 años ya escribía redondillas, pero no fue hasta que comencé a asistir al taller literario infantil que conocí el verdadero rostro de esta forma estrófica y desde entonces mi alma quedó íntimamente unida a diez versos».

—¿Dónde encontraste aliento y los recursos técnicos para intenciones más pretenciosas?

«Comencé a buscar voces que me inspiraran y me adentré en la obra de Jesús Orta Ruiz, poeta que propició la conjunción entre lo culto y lo popular y abrió nuevos caminos para que la décima cobrara mayor vuelo. Así surgieron mis primeros diálogos con la poesía, y desde entonces se ha convertido en mi refugio, en la ventana hacia mi mundo interior».

—¿Cómo es ese matrimonio de la poesía y el periodismo?

«Comprendí que los caminos del periodismo se entrecruzan con la poesía, que puede tornarse también cronista de una época, voz del pueblo. De esta forma el trabajo de diploma que me permitió graduarme en la academia fue precisamente el periodismo en verso que realizó el Indio Naborí en el periódico Hoy, estilo que también he llevado a la práctica en la Editora Girón, semanario donde trabajo».

Lo que sí está claro es que el título de su primer libro (El revés de la cordura), no se corresponde en lo más mínimo con la suerte de esta joven creadora, de carácter afectuoso y cordura asentada.

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