Bordar una sonrisa

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La vida de cirujanos, ortodoncistas y técnicos del hospital pediátrico Eliseo Noel Caamaño, de Matanzas, es bien compleja en pleno campo de acción. Antes de entrar al salón de operaciones los galenos se baten, en el mejor sentido de la palabra, por descifrar el mejor procedimiento. Luego, entre un caso y otro casi no hay tiempo para tomar un descanso, pues se trata de concentrar alma y cuerpo en la recuperación de un niño; eso no admite demoras.

Llevan en sus teléfonos móviles las fotos de los pacientes atendidos y mencionan con orgullo el nombre de cada uno de ellos. «Este es Maiko, mira qué grande y Aitana luce hermosa. Aquí está Liovannis, este bebé fue el que logramos salvar», comenta con desenvoltura la doctora Marisel García del Busto Chinea.

Maiko, niño de los arabos
Maiko, niño de Los Arabos operado por una Secuencia Robin.

Fieles al legado del doctor Ángel Díaz Brito, los integrantes del Servicio Multidisciplinario de Cirugía Maxilofacial desafían las variaciones de la genética con profesionalidad y, a la vez, aportan mayor calidad de vida a los infantes de la provincia de Matanzas, aquejados con una malformación maxilofacial.

Mantienen un sistema de consulta, en el que realizan el diagnóstico y tratamiento de
todas las afecciones desde el punto de vista maxilomandibular, comprendidos traumas, tumores, dientes retenidos, síndromes cráneo-faciales y las desarmonías maxilo-mandibulares.

Allí confluyen dos especialidades: Cirugía Maxilofacial y Ortodoncia, pero el equipo se nutre de anestesistas, psicólogos, logopedas, foniatras, asistentes de prótesis, trabajadores sociales y el grupo de Genética Provincial.

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Integrantes del Servicio Multidisciplinario de Cirugía Maxilofacial en
el Hospital Pediátrico.

FISURA LABIAL: UN PROBLEMA CON SOLUCIÓN

Según la doctora Marisel García del Busto Chinea, especialista en segundo grado en Cirugía Maxilofacial, la fisura labial (término actualmente utilizado como sinónimo de labio leporino) constituye la patología tratada con más frecuencia.

Dicha malformación congénita se caracteriza por la fractura del labio superior, que puede o no comprometer al paladar secundario, lo cual se denomina fisura labiopalatina. La fisura labial puede ser tanto unilateral como bilateral y la palatina, medial.

El personal especializado tiene el reto de tratar las fisuras labio alveolo palatinas. Los estudios arrojan que se presentan una por cada mil nacidos vivos en el mundo y en el caso particular de Matanzas ocurre un notable incremento en la ciudad de Cárdenas.

«Las fisuras labioalveolopalatinas forman parte de un síndrome cráneo facial derivado del primer y segundo arco branquial, que provoca una hendidura en el labio superior que puede estar acompañada o no del piso de la fosa nasal, del reborde alveolar y del paladar duro y blando. Son hendiduras que se presentan en la cara en relación con el labio y el paladar», detalla la cirujana.

Estas alteraciones se deben a factores genéticos y ambientales en un 30 y un 70 por ciento respectivamente, aclara García del Busto y agrega que sería pertinente un estudio que permita conocer las causas ambientales del aumento de la incidencia.

Sin embargo, la marcada presencia de estas anomalías ha impulsado el desarrollo y mejora continua de las técnicas quirúrgicas y la experiencia en relación con la ortopedia.

TRABAJO EN EQUIPO

Las fisuras labiales interfieren en el mecanismo respiratorio, la deglución, articulación de la palabra, audición y la oclusión dental, además comprometen el estado afectivo y social del paciente, por lo que necesitan un tratamiento multidisciplinario para rehabilitar al niño tanto estética como funcionalmente.

Yanamy Brotons Fernández, de la ciudad de Cárdenas, desconocía de la existencia de la fisura labiopalatina hasta el nacimiento de Samantha. «Fue fuerte cuando vi a mi niña por primera vez. Luego del parto me remitieron al Pediátrico y allí comenzó un largo camino. Ellos me daban instrucciones porque pasaba trabajo para tragar el puré y respirar, a los 18 meses la operaron».

Hoy en día desde la etapa prenatal se puede detectar la anomalía cuando la embarazada se somete al ultrasonido. Luego acude a la consulta para recibir información sobre las fisuras y los cuidados que requiere el bebé.

«Antes la madre se sorprendía en la sala de parto cuando nacía el niño fisurado, ahora ellas nos llaman y son capaces de identificar si el bebé tiene una fisura completa o incompleta, reconocen el grado de severidad y aceptan el reto», destaca la experta.

La también Máster en Urgencias Estomatológicas asegura que la malformación se comienza a operar a partir de los tres meses de nacido el paciente, pero de ser completa requiere un tratamiento ortopédico, por ello resulta fundamental el trabajo combinado con la Ortodoncia.

Como parte de este procedimiento son imprescindibles las manos y la dedicación de la doctora Damaris Calvo Pérez, especialista en primer grado en Ortodoncia, quien por más de 10 años prepara los maxilares de los menores para el acto operatorio, al realizar la toma de impresión y colocar la aparatología necesaria.

«Si esto no se hace precozmente se pierde la plasticidad de los tejidos y, por tanto, el resultado no es el esperado. El tratamiento de ortopedia y ortodoncia continúa,
incluso luego de las intervenciones quirúrgicas, en dependencia del crecimiento y
desarrollo hasta la etapa de la adolescencia», aclara Calvo Pérez.

En pleno salón de operaciones, los especialistas asumen la corrección de la fisura labial con el orgullo de ser pioneros en Cuba en aplicar la técnica de rotación y avance de Millard, modificada por el cirujano plástico J. B Mulliken, con una reparación nasal primaria.

Al decir de García del Busto Chinea, esta intervención es decisiva «porque si no se arregla la nariz en el primer acto operatorio, el estigma de niño fisurado persiste para
toda la vida.

«Nos hemos convertido en una familia. Samantha luego de la operación quedó perfecta, ya está en prescolar, habla y se alimenta como cualquier niño de su edad. Todavía se atiende con la logopeda y mantenemos el contacto porque necesita un seguimiento, ya casi muda los dientes», cuenta Yanamy con una alegría inmensa.

Greima Cobas Piñero, habitante de la Ciudad Bandera, también comparte esa felicidad al ver crecer sano a su segundo hijo. «Tuve que viajar innumerables veces a Matanzas para asistir a la consulta, hasta que finalmente cuando Yan Manuel reunió todos los requisitos médicos se realizaron las operaciones, siento que todo ese esfuerzo valió la pena y estoy muy agradecida», comenta mientras muestra las fotos de la complicada cirugía.

La investigadora agregada se ha preparado en el Boston Children Hospital, de los Estados Unidos, con el reconocido profesor Mulliken, mediante convenio de colaboración científica del Ministerio de Salud Pública de Cuba. Dichos lazos le han permitido incorporar las experiencias al trabajo en equipo en Matanzas.

Recuerda las palabras del doctor estadounidense cuando afirma que el día de la reparación de la fisura labial es el más importante. «Debe ser el primero y de ser posible único caso del día, sin otras obligaciones o pacientes esperando. El cirujano debe trabajar despacio, sin distracciones y concentrado».

EL CASO DE LAS TUNAS

El equipo multidisciplinario se mantiene al tanto de la evolución del pequeño Liovannis Reynaldo. Por eso no asombra que en medio de la rutina llegue una llamada telefónica desde Las Tunas al celular de Marisel para informarle cómo marcha la salud del bebé.

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Las doctoras Marisel y Damaris aplicaron la técnica de labioglosopexia 
de Routledge, luego de cinco años de haber realizado por primera vez 
este tipo de cirugía a un niño del municipio de Los Arabos.

Tras ser convocadas a resolver una urgencia médica, las galenas se trasladaron al hospital Ernesto Guevara, de la oriental provincia, con el propósito de efectuar una operación a un menor de 20 días de nacido con la Secuecia Robin, anomalía congénita que afecta a uno de cada 8 500 recién nacidos.

Este padecimiento, descrito en 1923 con la triada de micrognatia, glosoptosis y obstrucción respiratoria, tiene un índice de mortalidad asociada al grado de dificultad respiratoria; de ahí la importancia de la intervención oportuna, especifica la experta.

Marisel y Damaris aplicaron la técnica de labioglosopexia de Routledge, luego de cinco años de haber realizado por primera vez este tipo de cirugía a un niño del municipio de Los Arabos con apenas cinco días de nacido, que actualmente disfruta de una inserción social plena.

La novedosa intervención quirúrgica tuvo lugar por primera vez en ese territorio, junto a integrantes de servicios de Genética, Maxilofacial, Neonatología y Ortodoncia de Las Tunas, lo cual aportó a la formación de los profesionales en esta técnica.

Calvo Pérez reconoce que «fue una acción compleja por que el campo operatorio es muy pequeño. En breve tiempo debes tomar una impresión; es difícil en un bebé fisurado normal, imagínate con este caso que además tenía el tubo introducido en la boca. Todo el proceder fue tenso, incluida la intervención quirúrgica».

«Hoy Leovannis evoluciona de forma favorable. Luego del acto operatorio no necesitó la
ventilación mecánica. A los pocos días se le retiró la sutura, la lengua quedó en posición adelantada, por tanto, el niño respira libremente y se alimenta mediante lactancia materna», asevera García del Busto Chinea.

Este equipo no admite barreras cuando se trata de incorporar a los menores con
este tipo de anomalías integralmente a la sociedad y lograr que devuelvan una sonrisa amplia. «Lo que más recompensa es que los familiares digan que el niño está perfecto, aunque uno siempre encuentra algo por corregir. Entonces, cuando los padres están contentos quién mejor que ellos para evaluar su avance».

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