¿Cómo sobrevivir al calor del Sahara?


Durante los últimos días salir a la calle en cualquier lugar de nuestra Isla se puede considerar casi un acto de valentía. La hazaña se explica en la gestualidad de la gente y en el saludo o la despedida que siempre van acompañados de un «Qué clase de calor», »Ay, Dios mío, ¡¿qué es esto?!» o «Si en junio el calor fue insoportable, no quiero ver julio y agosto».

El calor forma parte de nuestra vida cotidiana, permanece junto a nosotros todas las épocas del año, incluso en invierno. Me atrevería a decir que también es nuestro sello, pues incide en el carácter, la forma de hacer y decir, en la calidez del trato.

Ahora que llegó el verano, el Campismo, las piscinas y las playas son el mejor refugio y abundan las sombrillas, las gafas, el abanico, la ropa corta y fresca. Sin embargo quienes no cuentan con aire acondicionado, aún desconocen la teoría más efectiva para sobrevivir al calor en casa, porque a fin de cuentas es como un miembro más de la familia.



Los niños se las arreglan para refrescar el cuerpo y divertirse al mismo tiempo, cuando se suman a la limpieza de la casa con tal de darse un buen chapuzón o se acuestan en el suelo luego del baldeo. A los mayores a veces no nos queda otro remedio que volvernos niños otra vez, porque se nos agotan los trucos: ingerir una bebida refrescante, tomar varios baños al día, sentarse en el portal o a la sombra de un árbol a jugar dominó o echar agua sobre el techo del hogar.

Por estos días las altas temperaturas son noticia, sobre todo ante la disminución de lluvias debido a un fenómeno que desafía la imaginación: el desplazamiento de cientos de millones de toneladas de polvo desde los desiertos de África hasta América del Norte, el Caribe y Sudamérica.

La naturaleza no deja de sorprender, el cubano acostumbrado al intenso calor puede sentirse en la ruta del Sahara por el predominio de una densa bruma en el cielo que limita la visibilidad a larga distancia, suceso clasificado como uno de los más llamativos del verano.

Aunque el proceso tiene siglos de existencia, despierta cada vez más el interés de los investigadores tanto de Cuba como del mundo, pues la gran cantidad de partículas trasladadas tienen incidencias ambientales y para la salud humana.

Entonces como por arte de magia, pero con un basamento científico, el polvo del desierto, mayor fertilizante natural externo de la región amazónica, también afecta la calidad del aire y la salud de los arrecifes coralinos en diversas regiones.

Las conversaciones del cubano de a pie sobre el Polvo del Sahara trascienden las barreras de lo formal y llegan al barrio, el centro de trabajo, la placita y hasta el ciberespacio, como muestra de la preocupación por un tema poco conocido.

Más allá de la opinión de los expertos, la tecnología satelital demuestra el verdadero poder de la imagen y resulta el principal motivo que desata el debate, ya que permite observar la formación de las nubes durante poderosas tormentas de arena y su movimiento hacia nuestra región.

Si bien este fenómeno constituye un serio problema medioambiental en la geografía cubana, al generar el declive de poblaciones de arrecifes coralinos, el aumento de personas con asma bronquial y la aparición de plagas en los cultivos, se debe apreciar como un proceso natural que nos ha acompañado en cada etapa estival y que demanda un estudio bien preciso de su comportamiento anual para estar mejor preparados.


Por tanto, en estos momentos la mejor forma de resistir el calor ya sea del Caribe o del Sahara es mantenerse hidratado con agua potable, no permanecer mucho tiempo bajo los rayos de sol para evitar quemaduras, proteger la piel con prendas de vestir adecuadas y cremas, disfrutar de un verano sano.

Si algo queda bien claro es que el cubano sí que sabe sobrevivir a las altas temperaturas, aunque predominen los lamentos en medio de una guagua local y haya quien añore un buen aguacero para refrescar cuando se baje de ella.



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